Fertilización de Trigo en la Región Pampeana de Argentina

El trigo es una gramínea invernal de alta productividad. El mejoramiento genético, y los avances en el manejo de la sanidad y fertilización han incrementado notablemente la productividad, no sólo en la región más productiva del país, el sudeste de Buenos Aires, sino también en regiones subóptimas como la zona núcleo, el centro, o el oeste de la Región Pampeana.
Un factor clave para la obtención de altos rendimientos es el contenido de agua útil al momento de la siembra. Al crecer en una estación seca y fría, deben crecer con el remanente de las lluvias otoñales, y la eventual presencia de napa freática en la zona de exploración radicular. La relación entre rendimiento y agua útil a la siembra, es superior cuanto más a oeste o al norte se encuentre el lote de referencia.

El nitrógeno (N) es clave, ya que determina la expansión y duración del área foliar, así como el número de macollos viables. Mas tarde, determina el número de granos y la concentración de N, impactando en la concentración de proteína y gluten. A través de diferentes redes experimentales, se ajustó un umbral de 30 kgN ha-1 (suelo 0-60 cm + fertilizante) por tonelada de rendimiento objetivo. Este valor puede disminuir ligeramente, cuando el nivel de Nan (nitrógeno anaeróbico) es menos a 60, o las relaciones Materia orgánica / arcilla son superiores a 0,15. Ajustes según este criterio se acercan a la dosis óptima económica para rendimiento, y permiten obtener una concentración de proteína en el rango de 10 a 11 %. Trigos correctores, en los cuales se busca una alta calidad panadera, pueden requerir valorea más elevados en la relación N/rendimiento.

En cuanto a la localización, a nivel productivo existe una fuerte tendencia a incorporar el N previo a la siembra. Esto asegura una óptima distribución, disolución en el suelo sin pérdidas, y una remoción que promueve la mineralización y eleva la temperatura del suelo, favoreciendo la implantación y el crecimiento inicial. En cuanto a la distribución del N durante el ciclo, las regiones de alto rendimiento, que requieren dosis más elevadas, y aquellas ubicadas hacia el este donde es factible recibir lluvias invernales prefieren particionar la aplicación, en relaciones 70:30 o 50:50 entre siembra y macollaje. En cambio, sectores marginales, o regiones más continentales que no reciben lluvias de invierno, colocan todo el N al momento de la siembra. Existe una variedad de fuentes de aplicación foliar de N interesantes para aplicaciones estratégicas, destinadas a corregir la calidad o apuntalar procesos puntuales como el período critico de espigazón y antesis. Las aplicaciones durante el ciclo tienen la ventaja de permitir utilizar al mismo cultivo como indicador de diagnóstico, a través de la evaluación colorimétrica del contenido de clorofila. Índices espectrales basados en la interpretación de imágenes satelitales, y sensores remotos como los lectores Spad, Green seeker y otros son herramientas muy útiles para este análisis. Cabe señalar que todas las regiones de alto rendimiento en el mundo particionan la aplicación de este nutriente, para mejorar su eficiencia y reducir pérdidas. Las relaciones de precio entre trigo y N en Argentina durante el invierno 2024 han mejorado considerablemente, favoreciendo la aplicación de dosis a niveles óptimos.

El fósforo (P) es otro nutriente clave para gramíneas de invierno. Su presencia incrementa la acumulación temprana de materia seca aérea y radicular, favorece la tolerancia a frío, estimula el macollaje y la absorción de otros nutrientes. El fósforo aplicado a trigo o cebada guarda una importante residualidad sobre cultivos de segunda. El trigo exporta en promedio 3 kg P ton-1, a lo que se debe agregar la extracción del segundo cultivo. La reposición de P es el criterio mas ajustado y simple para el manejo del nutriente. Permite sostener los rendimientos a mediano plazo, gracias a la residualidad de las sucesivas aplicaciones. El margen bruto acumulado en el tiempo supera al de aquellos establecimientos manejados bajo el concepto de suficiencia. La reposición de P se optimiza en aplicaciones variables, en función de la capacidad productiva y la extracción acumulada en diferentes ambientes del campo. Sin embrago, el concepto de reposición suele ser menos utilizado porque requiere una inversión inicial más elevada, y por la incertidumbre propia de la producción bajo es esquema de arrendamiento anual.

Otros nutrientes han demostrado una importancia creciente para el cultivo de trigo. Azufre (S) acompaña a N en cuanto a dinámica en el suelo, funciones en la planta y sinergismo entre ambos. La aplicación de mezclas en relaciones N:S 8:1 determina incrementos de rendimiento superiores a los obtenidos con sólo N. El Zinc (Zn) es un micronutriente cuya disponibilidad está asociada al nivel de rendimiento. Sitios con zinc < 1 mg/kg (0-20 cm) demuestran gran respuesta a la aplicación del nutriente sobre semilla, por vía foliar o al suelo. Boro (b) ha presentado incrementos de rendimiento en suelos arenosos, degradados con baja materia orgánica, a través de aplicaciones foliares. Por otra parte, existe una preocupante disminución en la disponibilidad de cationes como magnesio (Mg) o potasio (K). Este último ya se encuentra en niveles críticos en regiones puntuales como el litoral Argentino o Uruguay, determinando fuertes caídas de rendimiento e incremento de costos de fertilización.

Gustavo-Ferraris-AGDI

Ing. Agr. (Msc) Gustavo Ferraris
INTA EEA Pergamino
ferraris.gustavo@inta.gob.ar

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